La cabra montes (Capra pirenaica), endémica de la península
ibérica y en su momento del sur de Francia, vio reducirse su población por la
sobrecaza hasta límites críticos. Concretamente en las sierras de Madrid desapareció
por esta razón. En el tardo franquismo un ávido sector de la caza de aquellos tiempos
se resintió de esta carencia así que se importaron muflones y arruíes foráneos para
satisfacer la demanda cinegética. Con ignorancia o desprecio del impacto
ecológico de la importación de estos bóvidos primó, por supuesto, el interés económico
del sector de la caza y del selecto núcleo social de su entorno. Pero no era lo mismo. La cabra montés tenía un marchamo de exclusividad ibérica que
se cotizaba más.
En Madrid, la Capra Pirenaica subespecie victoriae fue
reintroducida en los años 90 del último siglo procedente de Batuecas y Gredos. Fueron
28 cabras durante 1989, 30 más durante 1991 y 9 en 1992. Conformando un núcleo
de 67 ejemplares. Y desde entonces han proliferado en La Pedriza, la cuerda
larga y otras zonas de la sierra madrileña hasta unos aproximadamente 4000
ejemplares, según la Consejería de Medio Ambiente ha declarado a la prensa. Esto
plantea incógnitas sobre el presunto altísimo grado de consanguinidad que puede
conllevar. Y claro, como ahora de repente nos damos cuenta de que quizás son
muchas para Madrid, hay que hacer algo. Pues nada, a ponerlas en explotación,
dice la Consejería. Vamos, como haría un coto.
Es decir, que si la población considerada sostenible está
alrededor de 1500 ejemplares según dice la Consejería a la prensa, no se
tomaron medidas al llegar a esa población. Se dejó proliferar hasta alcanzar
los 4000 animales y con ojos muy abiertos decir: con esta presión hay que
declararla especie cinegética. Dicho y hecho, con última fecha en 2013, la
Consejería decretaba la posibilidad de caza nominal con arco y armas largas rayadas aunque
sólo ha dado autorización expresa para la primera modalidad. Como primera medida, mandamos ejemplares a la
reserva de caza de Sonsaz, que para eso está. Listo para explotación. Y ahora,
a ver cómo está el tema para, en aplicación de la nueva ley de parques
nacionales, poder cazarla también en el nuevo Parque de la Sierra de Guadarrama.
Pero sólo porque de repente nos hemos dado cuenta de que hay muchas, ¿eh? Y es
que lo hemos hecho muy bien. Además para aliviar la presión poblacional,
exportamos ejemplares mandándolos al Pirineo Francés y a otras comunidades para
que repitan allí el proceso. Eso sí, sin que se note mucho para que no se
enfade el sector de la caza español por perder la exclusividad. La suelta de
cabras procedentes de Madrid en el Pirineo mereció la visita de la ministra
francesa de medio ambiente. Pero ni una figura política española que pusiera en
valor el supuesto valor medioambiental de la cooperación. Ni nacional ni
autonómica. Raro. Sólo se constató la presencia del gerente de la empresa española
Tracani, pertinaz contratista de la Consejería, eso sí.
En noviembre UPyD presentó una batería de preguntas parlamentarias
sobre este asunto. Más de 30, para sortear la habitual cicatería de la mesa de
la Asamblea y de la parquedad en las respuestas del gobierno. Queríamos saber
cuántas cabras se habían abatido con arco o arma de fuego en Madrid en cada uno
de los últimos años. Cuantas se habían trasladado y a dónde. Y qué
transacciones económicas se habían realizado con esas operaciones. Queríamos tener datos para evaluar lo que por
todos los indicios nos parecía una deficiente gestión de la población de la cabra
montés en Madrid. Y pedimos una
comparecencia del Consejero para explicarla.
La respuesta ha sido,
hasta ahora, chascarrillos impropios del talento de un diputado ocioso del PP considerando
excesivo el número de preguntas para la importancia de la cabra montés en la
política. Aburrimiento sobre ignorancia.
Y por otro lado, la víspera de la comparecencia del Director
General de Medio Ambiente a petición de UPyD de la Comisión de Medio Ambiente
para informar sobre la gestión de esta especie, al Consejería filtra a la prensa
que tiene un nuevo plan de gestión a 10 años. La víspera. Así que tuvimos que
leer el periódico para saber lo que nos iban a decir en la comisión al día
siguiente. Los medios por encima de los foros
políticos. Modelo Pablo Iglesias.
Quedamos a la espera
de conocer con detalle un plan de gestión de la cabra montés en Madrid del que
sólo sabemos por la prensa y por los datos ayer destilados en la comparecencia
por el Director General.
Una sostenible explotación de las especies cinegéticas es saludable. Pero dejar sobreexplotar las poblaciones
silvestres de cabra montés para luego exportar a reservas de caza u otros y
justificar la necesidad de la caza in situ es un modelo contrapuesto con el de mantener
la población en lo ecológicamente sostenible en función de las capacidades del espacio. Es cuestión
de visiones. Es cuestión de sufragar aficiones privadas a costa de lo público,
lo de siempre en este PP.