lunes, 7 de julio de 2014

El PP pierde la batalla de Brunete


Los ciudadanos están, estamos, hartos. Ya no cabe más desprestigio de prácticas caciquiles y contrarias al interés público por parte de miembros de los partidos de siempre. Que el alcalde de Brunete intente comprar a una concejal sólo es noticia por dos razones: que  no logre su propósito corruptor por la integridad de Isabel Cotrina y que ésta se atreva a la denuncia pública de esa práctica avalada por una grabación inequívoca que la demuestra.





Durante el último pleno municipal de Brunete asistimos a la desfachatez del alcalde argumentando que lo aparecido en prensa estaba sacado de contexto y no era lo que parecía. Igual que en un chiste malo de marido infiel pillado en la cama con otra. Tan patético que los vecinos presentes en la sala le pidieron que no les tomaran por idiotas.


Uno de los vecinos recordó cómo las últimas tres mayorías en Brunete se habían obtenido a través de estas mismas prácticas irregulares consiguiendo el favor de algún concejal hacia el alcalde de turno a cambio de alguna prebenda. Solo que esta vez, Isabel se negó. Solo que esta vez, Isabel lo grabó.
Así que, igual que  los carroñeros buscan su oportunidad, fueron a por otra posible víctima de su forma de hacer política. Encontraron una mujer sola, con situación económica difícil, cuatro hijos y un negocio con dificultades. Y fueron a por ella. Acabó siendo expulsada del grupo municipal socialista y siendo víctima del escarnio público del pueblo.
Pero lo realmente corrosivo de este episodio no es sólo que un mal munícipe utilice prácticas mafiosas. Lo desolador es la suma de un grupo municipal que le apoya unánimemente sin fisuras (así lo manifestaron), de un grupo de corifeos que aplaudían a rabiar las incomestibles explicaciones del alcalde y de un aparato del PP que aplaude estas prácticas por parte de miembros de su partido.






Que el propio partido del alcalde del PP respalde esta forma de hacer política arruina cualquier mínima esperanza de lavado de sus estructuras. Inhabilita que Rajoy hable de regeneración democrática con no sé qué medidas de verano. Inhabilita que  Esperanza Aguirre se erija en adalid de la diferencia para Madrid frente a lo que ocurre con la corrupción en el PP en otras zonas de España. Inhabilita a González para que se distancie de lo ocurrido con la Gürtel de su antecesora y el caso Bárcenas de su némesis presidente del Gobierno de la nación.

 Pero sobre todo, asuela la moral de muchos votantes y militantes del PP que de buena fe confiaban en una última oportunidad para que su partido cambiara a mejor para enfrentar un tiempo nuevo y superar el hartazgo ciudadano. Con la actitud que han tomado en este caso, dan un mazazo a todas esas personas, a la credibilidad de las instituciones y avivan la indignación de muchos que buscarán la salida en el apoyo en opciones políticas mesiánicas. UPyD ha hecho sus deberes en el ámbito político y seguirá luchando en el ámbito judicial, pero el PP ha perdido esta batalla de Brunete y con ella, quizás también su contienda política por hacer un partido creíble. Los próximos meses dirán el precio para todos de su fracaso.