martes, 16 de diciembre de 2014

Madrid como granja de cabras para caza

La cabra montes (Capra pirenaica), endémica de la península ibérica y en su momento del sur de Francia, vio reducirse su población por la sobrecaza hasta límites críticos. Concretamente en las sierras de Madrid desapareció por esta razón. En el tardo franquismo un ávido sector de la caza de aquellos tiempos se resintió de esta carencia así que se importaron muflones y arruíes foráneos para satisfacer la demanda cinegética. Con ignorancia o desprecio del impacto ecológico de la importación de estos bóvidos primó, por supuesto, el interés económico del sector de la caza y del selecto núcleo social de su entorno.  Pero no era lo mismo. La cabra montés  tenía un marchamo de exclusividad ibérica que se cotizaba más.


En Madrid, la Capra Pirenaica subespecie victoriae fue reintroducida en los años 90 del último siglo procedente de Batuecas y Gredos. Fueron 28 cabras durante 1989, 30 más durante 1991 y 9 en 1992. Conformando un núcleo de 67 ejemplares. Y desde entonces han proliferado en La Pedriza, la cuerda larga y otras zonas de la sierra madrileña hasta unos aproximadamente 4000 ejemplares, según la Consejería de Medio Ambiente ha declarado a la prensa. Esto plantea incógnitas sobre el presunto altísimo grado de consanguinidad que puede conllevar. Y claro, como ahora de repente nos damos cuenta de que quizás son muchas para Madrid, hay que hacer algo. Pues nada, a ponerlas en explotación, dice la Consejería. Vamos, como haría un coto.



Es decir, que si la población considerada sostenible está alrededor de 1500 ejemplares según dice la Consejería a la prensa, no se tomaron medidas al llegar a esa población. Se dejó proliferar hasta alcanzar los 4000 animales y con ojos muy abiertos decir: con esta presión hay que declararla especie cinegética. Dicho y hecho, con última fecha en 2013, la Consejería decretaba la posibilidad de caza  nominal con arco y armas largas rayadas aunque sólo ha dado autorización expresa para la primera modalidad.  Como primera medida, mandamos ejemplares a la reserva de caza de Sonsaz, que para eso está. Listo para explotación. Y ahora, a ver cómo está el tema para, en aplicación de la nueva ley de parques nacionales, poder cazarla también en el nuevo Parque de la Sierra de Guadarrama. Pero sólo porque de repente nos hemos dado cuenta de que hay muchas, ¿eh? Y es que lo hemos hecho muy bien. Además para aliviar la presión poblacional, exportamos ejemplares mandándolos al Pirineo Francés y a otras comunidades para que repitan allí el proceso. Eso sí, sin que se note mucho para que no se enfade el sector de la caza español por perder la exclusividad. La suelta de cabras procedentes de Madrid en el Pirineo mereció la visita de la ministra francesa de medio ambiente. Pero ni una figura política española que pusiera en valor el supuesto valor medioambiental de la cooperación. Ni nacional ni autonómica. Raro. Sólo se constató la presencia del gerente de la empresa española Tracani, pertinaz contratista de la Consejería, eso sí.



En noviembre UPyD presentó una batería de preguntas parlamentarias sobre este asunto. Más de 30, para sortear la habitual cicatería de la mesa de la Asamblea y de la parquedad en las respuestas del gobierno. Queríamos saber cuántas cabras se habían abatido con arco o arma de fuego en Madrid en cada uno de los últimos años. Cuantas se habían trasladado y a dónde. Y qué transacciones económicas se habían realizado con esas operaciones.  Queríamos tener datos para evaluar lo que por todos los indicios nos parecía una deficiente gestión de la población de la cabra montés en Madrid.  Y pedimos una comparecencia del Consejero para explicarla.
La respuesta  ha sido, hasta ahora, chascarrillos impropios del talento de un diputado ocioso del PP considerando excesivo el número de preguntas para la importancia de la cabra montés en la política. Aburrimiento sobre ignorancia.



Y por otro lado, la víspera de la comparecencia del Director General de Medio Ambiente a petición de UPyD de la Comisión de Medio Ambiente para informar sobre la gestión de esta especie, al Consejería filtra a la prensa que tiene un nuevo plan de gestión a 10 años. La víspera. Así que tuvimos que leer el periódico para saber lo que nos iban a decir en la comisión al día siguiente.  Los medios por encima de los foros políticos. Modelo Pablo Iglesias.
Quedamos a la espera de conocer con detalle un plan de gestión de la cabra montés en Madrid del que sólo sabemos por la prensa y por los datos ayer destilados en la comparecencia por el Director General.


Una sostenible explotación de las especies cinegéticas es saludable. Pero dejar sobreexplotar las poblaciones silvestres de cabra montés para luego exportar a reservas de caza u otros y justificar la necesidad de la caza in situ es un modelo contrapuesto con el de mantener la población en lo ecológicamente sostenible  en función de las capacidades del espacio. Es cuestión de visiones. Es cuestión de sufragar aficiones privadas a costa de lo público, lo de siempre en este PP.